“No estáis solos”
Buzones de correo electrónico repletos de amenazas, llamadas a horas intempestivas, mensajes de odio y otros ataques personales – por desgracia, esta es ya la rutina diaria para muchos científicos de todo el mundo. Lo más habitual son los comentarios despectivos y las críticas que ponen en entredicho, de forma deliberada, la competencia profesional. Algunos afectados llegan incluso a denunciar amenazas de muerte.